El debate en curso sobre la regulación de criptomonedas en Estados Unidos ha escalado, con importantes implicaciones para la innovación, la protección del inversor y la salud general del mercado de activos digitales. Daniel Gallagher, Director Legal de Robinhood, ha expresado fuertes críticas al enfoque regulatorio de la Comisión de Valores y Bolsa de EE. UU. (SEC, por sus siglas en inglés). Durante un testimonio reciente en una audiencia centrada en los activos digitales, Gallagher iluminó los desafíos que enfrentan las empresas de criptomonedas al navegar un paisaje regulatorio complejo y a menudo inconsistente.
En su testimonio, Gallagher relató la estrategia proactiva de Robinhood de involucrarse con la SEC durante un período de 18 meses, participando en numerosas reuniones y llamadas para buscar claridad sobre el cumplimiento regulatorio. A pesar de estos esfuerzos de buena fe, Robinhood recibió una notificación Wells—una señal de que la SEC estaba considerando acciones de ejecución en su contra. Esta yuxtaposición entre el compromiso y el potencial de acción punitiva subraya una dinámica preocupante entre la SEC y las empresas de criptomonedas.
Gallagher informó sobre una frustrante falta de respuesta del personal de la SEC respecto a las propuestas de registro de Robinhood, lo que plantea preocupaciones sobre el deber de la SEC de proporcionar orientación adecuada. En el núcleo del argumento de Gallagher se encuentra la afirmación de que el enfoque “tierra quemada” de la SEC hacia la regulación es perjudicial no solo para las empresas de criptomonedas, sino también para los inversores estadounidenses.
La definición poco clara de qué transacciones de activos digitales se clasifican como contratos de inversión resulta en confusión y miedo dentro de la industria. Esta ambigüedad ha desencadenado una serie de demandas contra varias empresas de criptomonedas, agravando los problemas estructurales que afectan el progreso del mercado. Gallagher sostiene que tales estrategias centradas en la ejecución no sirven adecuadamente a las necesidades de los consumidores estadounidenses que buscan acceder a innovaciones digitales mientras fomentan una economía más innovadora.
Gallagher contrasta el paisaje regulatorio estadounidense con el de Europa, donde el marco de Mercados en Criptoactivos (MiCA) permite un enfoque regulatorio cohesivo. El sistema europeo, al definir claramente las pautas para el mercado de criptomonedas, ha creado un entorno propicio para la innovación y el crecimiento, posicionando a Europa como un líder emergente en el ámbito del blockchain. El enfoque regulatorio estadounidense, específicamente articulado por la ambigüedad de la SEC, arriesga empujar la innovación nacional al extranjero, privando a EE. UU. de ventajas competitivas cruciales en el floreciente espacio de activos digitales.
En sus observaciones finales, Gallagher instó al Congreso a intervenir y establecer un marco regulatorio integral para los activos digitales. Enfatizó que solo con directrices claras pueden los emisores de tokens, intercambios y otras entidades involucradas participar con confianza en sus operaciones. Tales regulaciones no solo serían beneficiosas para la industria, sino que son vitales para asegurar la protección del consumidor, la información al consumidor y prácticas de mercado sostenibles.
Gallagher propone que aprovechar las autoridades existentes bajo las leyes pertinentes puede facilitar el desarrollo de un sistema de registro robusto, evitando así el tumulto experimentado luego de eventos como el colapso de FTX.
La intersección de las criptomonedas y la regulación presenta una oportunidad desafiante pero crucial para el crecimiento y el desarrollo en la economía estadounidense. Al fomentar un rico diálogo entre los organismos reguladores, las partes interesadas de la industria y el Congreso, puede surgir un marco coherente que salvaguarde los intereses de los consumidores estadounidenses y promueva la innovación en este paisaje en rápida evolución. Establecer pautas claras no solo proporcionará la confianza necesaria para las empresas, sino que también reafirmará el papel prominente de Estados Unidos en la configuración del futuro de las finanzas digitales.
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