El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de los Estados Unidos recientemente publicó un documento alertando al público sobre la naturaleza «agresiva» de los ataques de hackers norcoreanos dirigidos a la industria de la criptomoneda y empresas asociadas. Estos ataques no son amenazas cibernéticas comunes, sino tácticas sofisticadas de ingeniería social que pueden engañar incluso a aquellos versados en prácticas de ciberseguridad dentro del sector de la criptomoneda.
Los hackers detrás de estos ataques han realizado una extensa investigación sobre sus objetivos dentro de la industria de la criptomoneda, identificando posibles debilidades y vulnerabilidades. Los actores maliciosos llegan incluso a realizar preparaciones previas a la operación antes de intentar actividades cibernéticas dañinas contra estas empresas a través de sus empleados. Este nivel de detalle y planificación habla de las medidas que estos hackers están dispuestos a tomar para lograr sus objetivos.
Uno de los aspectos más preocupantes de estos ataques son los escenarios ficticios personalizados que los hackers crean para engañar a sus víctimas. Utilizando detalles personales obtenidos de perfiles de redes sociales y plataformas de networking profesional, los hackers crean escenarios que son únicos y atractivos para sus objetivos.
Una vez que se establece el contacto con los objetivos, los hackers trabajan para construir familiaridad, confianza, y un sentido de legitimidad para bajar la guardia de la víctima. Golpean cuando los objetivos menos lo esperan o en situaciones aparentemente naturales, como solicitar la descarga de aplicaciones o la ejecución de códigos en dispositivos de la empresa.
Ante estas amenazas en curso, el FBI ha instado a las empresas de criptomonedas a mantenerse vigilantes y tomar medidas apropiadas para abordar cualquier vulnerabilidad antes de que sea explotada. Es esencial que las entidades dentro de la industria de la criptomoneda se mantengan informadas sobre las últimas amenazas de ciberseguridad e implementen medidas de seguridad sólidas para protegerse a sí mismas y a sus empleados de caer víctimas de estos sofisticados ataques de ingeniería social.
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