El 18 de abril, la ya en bancarrota FTX exchange realizó un movimiento significativo al transferir activos de su cuenta de tesorería de FTT a una nueva dirección de monedero. Los activos transferidos incluyeron 195.87 millones de tokens FTT, 1,938 ETH y 6.36 millones de tokens JOE, representando un valor total de aproximadamente $256.25 millones. Esta transferencia dejó a la tesorería con solo alrededor de $205 en activos digitales, una reducción drástica desde su saldo al inicio del año, que rondaba los $612 millones.
FTT, el token nativo de la ahora extinta FTX exchange, solía utilizarse para brindar descuentos y privilegios a los clientes. Sin embargo, durante el juicio del ex CEO de FTX, Sam Bankman-Fried, se reveló cómo el activo digital se manipulaba para falsificar los registros financieros de la exchange y su firma comercial afiliada, Alameda Research. Como resultado de estas prácticas fraudulentas, FTT ha experimentado un gran declive en su valor, cayendo un 98% desde su pico de $84.
Además de sus problemas financieros, la FTX exchange enfrenta desafíos regulatorios. La Comisión de Valores y Bolsa de Chipre (CySEC) recientemente extendió la suspensión de la licencia de la subsidiaria FTX Europe hasta septiembre de 2024. Esta directiva requiere que FTX Europe cumpla con la Ley de Servicios e Actividades de Inversión y Mercados Regulados. Como resultado, FTX Europe está prohibido de ofrecer servicios de inversión, realizar transacciones comerciales o aceptar nuevos clientes.
La bancarrota de FTX exchange y sus acciones posteriores han tenido consecuencias de gran alcance. Desde vaciar su cuenta de tesorería hasta el uso indebido del token FTT, la caída de la exchange sirve como una lección para la industria de las criptomonedas. Con problemas regulatorios que agravan sus dificultades financieras, FTX enfrenta una dura batalla para restaurar su reputación y recuperar la confianza en el mercado.
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